El misterio de San Mateo en Alaska

El misterio de San Mateo en Alaska: ¿Por qué nadie ha podido habitarla en 400 años?

La Isla San Mateo, situada a una considerable distancia del continente, a más de 300 kilómetros de los asentamientos humanos y requerir de un viaje marítimo de 24 horas a través del amenazante mar de Bering, se erige como uno de los lugares más recónditos tanto de Alaska como del planeta.

Este enclave salvaje y enigmático presenta un paisaje sin igual, donde la llanura de montañas espinosas se precipita en acantilados abruptos, enfrentados inmediatamente con la furia del océano, según la descripción de la prestigiosa revista británica Hakai Magazine.

Castillo de Piedra: La Huella Humana en San Mateo

La isla de Hall, al norte de San Mateo, conserva un imponente castillo de piedra de cuatro siglos de antigüedad, signo revelador de que en algún momento la humanidad intentó forjar una vida en estas tierras aisladas. Dennis Griffin, un reconocido arqueólogo con años de experiencia en el área desde 2002, sugiere que el sitio probablemente tuvo un carácter temporal más que un asentamiento consolidado, dada la ubicación expuesta a los embates meteorológicos extremos y su comparación con las zonas resguardadas en el este de la isla.

El legado de las excavaciones apunta a los thule, ancestros de los pueblos inuit y yup’ik actuales, como los artífices de tan fascinante estructura. Sin embargo, pese a los indicios, la hipótesis de Griffin no define al castillo como una residencia, concibiendo la historia de visitantes yup’ik en una isla extraña, que quizá compartiesen esta suerte, refugiándose de las condiciones extremas y de potenciales amenazas como los osos polares.

Análisis y Conclusiones: San Mateo, un Desierto Oficial

Aunque oficialmente designada como un desierto por Estados Unidos desde 1870, San Mateo forma parte de la Reserva Nacional Marítima de Vida Silvestre de Alaska y es rica en recursos naturales, incluyendo lagos de agua dulce, biodiversidad vegetal, aves marinas y mamíferos marinos. Sin embargo, su aislamiento y la dificultad para acceder la transforman en un territorio prácticamente prohibido para el ser humano.

Investigaciones sugieren que el área probablemente nunca acogió una ocupación humana permanente. Expertos en navegación de Alaska visitaron esporádicamente el sitio, siendo simplemente visitantes transitorios. Incluso los equipos de investigación con apoyo de infraestructura considerable se enfrentan al desafío de una estancia prolongada en la isla.

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La única manera de llegar es en barco, en un viaje que dura 24 horas. El viaje se dirige hacia Siberia, cruzando el mar de Bering.

El Rigor de San Mateo: Crónicas de Resistencia y Aislamiento

La periodista Sarah Gilman, quien tuvo la oportunidad de presenciar de primera mano la isla en 2019, retrató en Hakai Magazine el firme rechazo del lugar hacia la humanidad. Relató su vivencia acompañando a especialistas en aves marinas, y recordó episodios históricos con final trágico, como el de rusos y unanganos cazadores de osos, víctimas del escorbuto, la inanición y la fría indiferencia de la naturaleza circundante.

El naturalista Henry Elliott quedó fascinado y a la vez consternado al encontrar a innumerables osos polares en 1874, relatando tanto su letargo como su inesperado menú herbívoro. Posteriormente, la disminución de los osos dejó a la isla envuelta en niebla, frío y un aislamiento extremo.

Un grupo de supervivientes del naufragio del barco ártico Great Bear en 1916 tuvo que atrincherarse en San Mateo, esperando rescate. N. H. Bokum, uno de ellos, intentó sin éxito comunicarse mediante un rudimentario transmisor cada noche.

Barco ártico Great Bear en 1916
Barco ártico Great Bear en 1916

La cronista Gilman detalla más ejemplos que subrayan la inhospitalidad secular de la isla. Durante la Segunda Guerra Mundial, intentos de asentamiento militar se estancaron ante tormentas y nevadas catastróficas.

El Desafío Perpetuo de San Mateo

San Mateo ha sido objeto de numerosas incursiones con diversos intereses en el transcurso de los años, todas ellas fallidas debido a las inhóspitas condiciones. La escarpada naturaleza de la isla parece ser el domino exclusivo de la fauna autóctona, capaz de soportar su clima extremo y regirse por sus propias leyes salvajes, mientras que las construcciones humanas han sucumbido ante los elementos.

Como símbolo de resistencia, la Isla San Mateo emerge como uno de los puntos más hostiles y desafiantes del globo terrestre para cualquier intento de colonización o incluso visita humana prolongada.

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